lunes, 18 de octubre de 2010

en el Bosque - Marina Curci: texto de catálogo por Guillermo Roux

0 comentarios
Sobre la pintura de Marina Curci

Acercarnos a la pintura de Marina Curci es querer aferrar lo que parecen ser hojas, flores, matorrales enmarañados.
Es querer desentrañar lo que estamos viendo y de esta manera acercarnos a un rincón de naturaleza poetizada.
Creo que, sin embargo, lo que Marina pinta está tan lejos de nosotros que esa naturaleza se nos escapa sumergiéndose en un indescriptible mar.
Para mi es difícil sentir que el agua no pasa entre los tallos, las flores, las hojas.
Esta pintura no es un pedazo de la realidad, aunque comience en ella.
Marina nos describe un mundo encantado, tejido por un laberinto que lo ata y lo desata.
Arabescos que crecen transformados en puro juego de la imaginación, arabescos que parecen enroscarse en nuestros sueños, arabescos que parecieran cerrar horizontes al mismo tiempo que abren otros, donde lo luminoso del rayo de sol queda atrapado. Y al lado, las profundidades en las que parece hundirse esa maleza.
Es en esta vegetación fantástica donde el imposible se junta con lo verdadero, temblando de oscura o luminosa emoción. Y podemos imaginarla dentro de lo humano; es entonces que esas imágenes tienen la atracción de lo desconocido.
Entramos a estos laberintos atraídos por lo que parece simple y nos encontramos con sombras crepusculares, donde conviven el encanto de lo velado y la complejidad de lo opaco sin sonido.
Sólo una pintura en la que canta la vida de otros mundos.
Sé que en el Sur de Buenos Aires donde vive Marina no está Atenas ni hay Olimpos ni hay míticos bosques poblados en sus laderas. No están ni los Teseos ni los Filóstratos, tampoco los Puck ni las Elenas ni los Oberones. Pero seguro que hay hadas confundidas con luciérnagas en las noches de verano. Hadas que habitan el laberinto para que las luces del día no quemen sus alas.
Y de noche, en esas noches de verano quizás puedan dejar caer lágrimas como rocío.
Y "…sobre el llano de la colina, entre arbustos y moras silvestres, sobre el parque y el cercado, por entre el agua y el fuego, vagan por todas partes, más rápidas que la esfera de la luna, sirviendo de rocío al césped, los rastros que dejan los bailes de la Reina de las Hadas. Las altas velloritas son las pasionarias de las Hadas y se ven manchas en sus mantos de oro: son los rubíes, ofrendas de Hadas y en sus motas rojizas residen los perfumes.
Allí el Hada debe buscar las gotas de rocío y prender una perla en la oreja de cada prímula. Y entonces, cuando nos parece que todo lo representado va a ser nuestro, llega el momento del adiós. ¡Adiós tú, el más grave de los espíritus! Tengo que partir. Y allí se van las Hadas con todo su séquito…"*
No estamos seguros de que volverá junto con los hados, porque todo pasa.
El intento de aferrar tan resbaladiza poesía como es la de esta pintura puede llevarnos a tocar las alas de la libélula, que no acepta encierros ni doctrina ni cerrados laberintos, sólo conoce la alegría del rocío en una luminosa noche de sueño de verano.
Guillermo Roux
Septiembre de 2010


*W. Shakespeare, del acto II, escena I (Un bosque cerca de Atenas), Sueño de una noche de verano, diálogo del Hada con Puck

martes, 5 de octubre de 2010

en el Bosque - Marina Curci: inauguración 7 de octubre 19hs.

0 comentarios
RO Galería de Arte presenta la exposición en el bosque de la artista plástica Marina Curci. En esta oportunidad presenta una serie de acuarelas, carbonillas y temples de cera mostrando desde su particular punto de vista una serie de “naturalezas vivas”.
En sus obras evita la tradicional vista a vuelo de pájaro, abarcadora y omnipresente, y prefiere una mirada que construye de abajo hacia arriba, para llevar a espectador a un pequeño espacio de recogimiento. De esta forma, la naturaleza se despliega, se multiplica y se espesa en nuestros ojos.
Marina trabaja con el amor a la cocina del arte, moliendo los pigmentos y fabricando sus propias carbonillas con madera de sauce. Es una pintora de oficio, celosa de las técnicas y de manufactura delicada y sutil.