jueves, 30 de abril de 2009

Entrevista a Miguel Angel Giovanetti en ARSOmnibus

0 comentarios
ENCUENTRO CON EL ARTISTA
por Roger Colom

Hace unos días tuve ocasión de visitar la casa de Miguel Ángel Giovanetti en Caballito, y me lleve una buena sorpresa. No sólo porque él sea una persona agradable, eso en el mundo del arte, como se sabe bien, es lo de menos, sino porque su pintura, tras unos momentos de desconcierto, llegó a interesarme que va más allá de la pintura en sí, hacia la poesía, hacia la música. Esto debería pasar, creo, con cualquier obra de arte que nos encontremos. No tengo fe en la obra pura, la que sólo se abre a sí misma, la obra ensimismada.
Más tarde, habiendo escuchado a Giovanetti, habiendo hojeado los catálogos varias veces, tratando de recordar las sensaciones que su pintura, vista en persona, me provocaba, me di cuenta de que mi pequeña intuición no había fallado.
Lo que hace Giovanetti es una pintura abstracta, geométrica. Tiene otras series, además de la que expondrá en la Galería Ro a partir del 7 de mayo en las que incluye elementos figurativos, retratos, edificios. Pero en esta, los elementos son rayas, rectángulos de color, que a veces recuerdan los papeles pintados con los que se decoran las habitaciones de las casas. Los pinta en varias capas, un rectángulo de color encima de otro de otro color y otro tamaño. Luego viene la operación más interesante, que es cuando empieza a lavar los cuadros, a sacar capas de pintura, de manera que parece que aquel papel de pared se ha ido ajando con el tiempo. Y el resultado es, de verdad, un tratado poético sobre el paso del tiempo, el recuerdo y la aceptación de la vida con esa experiencia y ese conocimiento.
Giovanetti: Evidentemente, una obra de arte cuando está pintada ha sido terminada.
Para mí, al darle el aspecto del paso del tiempo, es como si la obra estableciera una dinámica de lo que fue a lo que es. Como si ese proceso no se interrumpiera nunca. Como si la terminación de la obra no fuera nunca. Siempre se van produciendo distintas degradaciones, y eso lo vinculo al paso del tiempo en la vida humana, la existencia.
Así que la limpieza de líneas del arte geométrico se empieza a deshacer con esa alusión al tiempo. Pero Giovanetti dijo algo que me llamó la atención: "Entonces, yo haciendo esos lavados, esas roturas, ya establezco que el paso del tiempo está implícito en la obra. Es como que a pesar de estar terminándola ya fuera atemporal." ¿Y no es precisamente esa atemporalidad lo que buscan los geométricos? Después de romper con la tradición de la abstracción geométrica, Giovanetti encuentra una manera de entroncar con ella de nuevo.Es como si pintara el futuro de una superficie como si fuera su pasado. La obra de Giovanetti, entonces, recuerda hacia adelante pero, de manera evidente, con conocimiento de causa. Proyecta el pasado hacia el futuro de la misma forma en que todos nos sabemos mortales. Esta proyección temporal asocia sus obras con la poesía, o para decirlo mejor, con lo poético, que depende precisamente de este tipo de proyecciones.
Sin ellas, además, cualquier idea de belleza, la de una obra plástica, literaria o musical, la de un edificio, la del cuerpo humano: si no recordamos el futuro (y aquí me gustaría eliminar cualquier alusión a una película de nombre similar), la belleza sería incomprensible, no sería belleza.
Las obras de Miguel Ángel Giovanetti son bellas, de una belleza tranquila, con la que se puede vivir. Y parece que nos dicen, Sí, con el pasado se puede vivir, y sí, también podemos vivir con lo que la experiencia nos dice que será el futuro.No quiero decir que las pinturas de Giovanetti sean tranquilizadoras, o anestesiantes, sino que abren caminos para que sepamos vivir con lo que la memoria, el recuerdo, tiene de inquietante.No es lo mismo saber que las cosas tienen sentido, aunque lo desconozcamos, que pensar que carecen de él. Estas obras se instalan en esa búsqueda sin aspavientos, sin gritos, sin escándalo. Buscan el sentido de lo que somos (materia en el tiempo, quizás) sin desesperación, con calma, como si él mismo y sus obras tuvieran todo el tiempo del mundo. Así, también, son atemporales.

miércoles, 8 de abril de 2009